Testimonios

Somos muchos los docentes que queremos respirar, que queremos ver las caras a nuestros alumnos, que queremos empatizar con ellos a través de la formación y la educación de proximidad, desde el corazón, no desde la distancia.

Según nuestra forma de verlo, es una aberración tener que llevar una mascarilla en todo momento y en cualquier lugar; ¡es imposible respirar bien con ella!, tener que tomar la temperatura a los alumnos para poder entrar a clase; tener que preparar clases telemáticas para los alumnos que están bajo arresto domiciliario por dar positivo en un test PCR totalmente inespecífico; tener que abrir puertas y ventanas en pleno invierno para crear corrientes de aire, y tener que dar clases con guantes y bufanda. Si nos lo hubieran dicho un año atrás, no nos lo hubiéramos creído.

Pero lo más increíble de todo es que nuestros compañeros de trabajo, con los que hemos pasado tantas horas juntos en los años anteriores, están de acuerdo con todos estos protocolos.

Muchos de los docentes, que no estamos de acuerdo con todo esto, estamos sufriendo acoso laboral en nuestros centros educativos, por parte de nuestros compañeros. Y por si fuera poco, el equipo directivo, con el soporte de inspección, nos amenaza con expedientes disciplinarios si nos seguimos negando a aplicar estos protocolos.

A continuación, podemos ver algunos de los testimonios, escritos en primera persona. Puede que el nombre del docente no sea el correcto, para preservar su privacidad.